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Imagen Comunidades y redes son pilares para resoluciA?n de conflictos en Salud Mental

Comunidades y redes son pilares para resoluciA?n de conflictos en Salud Mental

maxifort in english, maxifort in english, maxifort in english, maxifort in english, maxifort in english, maxifort in english. Director del Doctorado Internacional en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de LanA?s y acadA�mico del Doctorado en Salud Mental de la UdeC, Profesor Emiliano Galende, dice que el Estado debe ser garante y cuidar sus comunidades para lograr la integraciA?n del paciente psiquiA?trico.

A?MedicalizaciA?n o estrategias comunitarias? se denominA? la conferencia que dictA? el Prof. Emiliano Galende, Director del Doctorado Internacional en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de LanA?s, Argentina, a acadA�micos, personal de salud y estudiantes en su A?ltima visita realizada a la Facultad de Medicina de la Universidad de ConcepciA?n, en el marco de su estadA�a acadA�mica regular que realiza como docente del Doctorado en Salud Mental del Departamento de PsiquiatrA�a.

El Prof. Galende es mA�dico psiquiatra, sicoanalista y Director del Centro de Salud Mental Comunitaria de la Universidad de LanA?s, cuyas lA�neas de trabajo son la investigaciA?n, carrera de especializaciA?n, maestrA�a y desde hace 12 aA�os un Doctorado vinculado a la Red MARISTAN que agrupa a 8 universidades, entre ellas, la UdeC. Colaborador de la OPS/OMS y Naciones Unidas, comenta que el objetivo de su trabajo en el A?rea de la salud mental ha estado orientado a poder aportar la experiencia europea 30 aA�os y situarla en los mejores niveles acadA�micos de AmA�rica Latina, pues, dado que es una disciplina contemporA?nea, no se aborda plenamente en el pregrado, por lo tanto, el desafA�o es crear investigadores de alto nivel, cuyos aportes se orienten a crear alternativas mA?s humanas para las personas que padecen una enfermedad mental.

En este sentido, comentA? que la polA�tica de los Estados para abordar los problemas mentales de la poblaciA?n se ha ido orientando poco a poco a ciertos objetivos desde el aA�o 1953 cuando la OMS dictA? la primera resoluciA?n tendiente a crear un nuevo concepto y establecer que el paciente no estA� encerrado en un hospital psiquiA?trico y a recuperar la su perspectiva de Derechos Humanos, es decir, que el paciente sea un protagonista mA?s activo de su enfermedad y que el Estado moderno, en lugar de sancionarlos, los reconozca como ciudadanos de derecho y los integre socialmente.

Este primer gran paso ha favorecido una nueva legislaciA?n. AsA�, en 1991 Naciones Unidas adoptA? la a�?DeclaraciA?n Principios de la AtenciA?n de los Trastornos Mentalesa�?, un aA�o antes la DeclaraciA?n de Caracas reestructurA? la atenciA?n psiquiA?trica en AmA�rica Latina, en 1992 se aprueba la DeclaraciA?n de los Derechos del NiA�os y del Adolescente, en 1993 la DeclaraciA?n sobre los Derechos de la Mujer y en 2005 la ConvenciA?n de los Derechos de las Personas con Discapacidad, dando todos estos hitos un giro importante en el A?mbito de la segregaciA?n y estigmatizaciA?n de personas que han sido histA?ricamente separadas de la Sociedad.

Es en este contexto que se ha trabajado un proyecto orientado a generar un cambio en las perspectivas de la salud mental en las que el paciente, independiente de su enfermedad, no pierda su calidad de persona con derecho y que ademA?s el Estado se ocupe de su integraciA?n. Sin embargo, comenta, han surgido dos actores precisamente en la perspectiva opuesta y que estA?n complejizando los objetivos del proyecto planteado. En primer lugar, seA�ala el Prof. Galende, la cultura de mercado que modificA? la estructura social y la vida de las personas, dando paso al individualismo, el aislamiento, la ruptura de las relaciones familiares, la era de los divorcios yA� la soledad. a�?De ser un sujeto que tenA�a su identidad atada al territorio, a la familia, a la filiaciA?n, pasamos a un sujeto que hoy vale por su capacidad de consumoa��Esto nos ha complicado muchA�simo, porque para Salud Mental la comunidad es la que tiene la mayor capacidad de ayudar a las personas a travA�s de redes de solidaridad para superar conflictos, pero la sociedad no va hacia una perspectiva de integraciA?n comunitaria, sino que a una disoluciA?n de lo comunitario y para salud mental el nuevo paradigma de resoluciA?n de los problemas mentales se basa en la solidaridad y la vida comunitaria como elemento integradora�?.

Por otro lado, la salud mental apostA? a que sean las personas las capaces de encarar responsablemente su propio sufrimiento mental, a tener una mejor conciencia de sA� mismos, a ser capaces de reflexionar sobre su vida, su existencia y que para ello tengan el respaldo social de la familia, amigos y redes solidarias en el trabajo. Sin embargo, la industria farmacA�utica ha producido una cantidad de molA�culas que permiten calmar una enorme cantidad de problemas que nos plantea la vida y a limitar ese proceso de reflexiA?n y autonomA�a. Al respecto, preocupante resulta el ingreso al mercado de los medicamentos para niA�os y adolescentes y su amplio uso, lo que en Estado Unidos ha desembocado en que, por ejemplo, la edad de prescripciA?n de estabilizadores del A?nimo y neurolA�pticos, se haya rebajado de los 16 a los 8 aA�os de edad, favoreciendo asA� la presencia de una poblaciA?n altamente medicalizada. SituaciA?n similar ocurre con el adulto mayor. a�?El problema que vemos quienes creemos en las estrategias comunitarias es que el fA?rmaco estA? reemplazando la capacidad de reflexiA?n del individuo, los sA�ntomas constituyen la expresiA?n de un problema y son lo que permiten al psiquiatra o terapeuta en salud mental indagar en el interior de la persona, las razones de un sufrimiento y, por ende, nos muestra un camino para lograr la comprensiA?n de lo que le ocurrea��si calmamos el sA�ntoma con la medicaciA?n bajamos la ansiedad y cerramos la puerta a�?.

Frente a esta situaciA?n y a pesar de ser dos antagonistas poderosos, el Dr. Galende enfatiza que los Estados son responsables y que no pueden ni deben dejar de responder a esta realidad, pues las repercusiones sociales son graves y se traducen en un crecimiento de la violencia, incluso en las relaciones mA?s A�ntimas, y en una alta inseguridad social originada en la desconfianza y el individualismo. a�?El Estado es el que debe ser garante y cuidar a sus comunidades, no el mercadoa�?.